El dragón y el elefante

Libro El dragón y el elefante

China, India y el nuevo orden mundial

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Reseña

Si usted lee un único libro sobre la función económica mundial de la India y China, debería leer éste. David Smith describe en líneas generales la historia económica de estos países durante la mayor parte del siglo XX y evaluar sus perspectivas para el futuro. Smith presenta fundamentación al pie de página. El tratamiento de las cifras políticas y económicas es equilibrado. Esta obra es esencialmente una introducción al surgimiento económico de la India y China, pero BooksInShort ha comprobado que, a diferencia de muchos libros recientes sobre ambas naciones, éste es el único que impone respeto intelectual.

Ideas fundamentales

  • Las economías de la India y China están entre las más ancestrales, y sin embargo son las más modernas.
  • Ambos países tuvieron civilizaciones y economías sofisticadas hace miles de años. Pese a su riqueza originaria, su crecimiento se estancó hacia finales del siglo XX.
  • La inversión extranjera y la destreza de manufactura de China han sido los motores de su ascenso.
  • Entre 1947 y 1991, la India estuvo envuelta en la "tasa hindú de crecimiento.”
  • Los años de régimen socialista en la India asfixiaron a los empresarios y dejaron una burocracia corrupta.
  • El próspero sector de TI en la India ocupa las primeras planas, pero solo representa una pequeña porción de la economía.
  • El envejecimiento de la población china podría ser un impedimento para el crecimiento.
  • La población relativamente joven de la India podría ser una gran ventaja, pero su población está desnutrida y recibe una mediocre educación.
  • Aun si la India y China siguen creciendo, de acuerdo con su ingreso per capita seguirán formando parte de los países de mediano ingreso en el futuro inmediato.
  • El surgimiento de la India y de China es el hecho más memorable de la historia económica mundial.
 

Resumen

Las raíces de la India y China

Las economías de India y China son tan ancestrales que resulta difícil rastrear sus orígenes. Ya en el año 9000 antes de Cristo había cerámicas en China, y hacia el año 700 antes de Cristo, agricultores. El valle del Indo albergó a una civilización sofisticada hacia el año 3000 antes de Cristo.

"El ascenso de China y de India...será el acontecimiento saliente de las primeras décadas de este siglo, y planteará interrogantes fundamentales acerca de la estructura de la economía mundial y del equilibrio geopolítico global.”

Las riquezas de los indios fueron enormes durante los Años Oscuros de Europa. Así fue también la opulencia china. Sin embargo, esta riqueza no fue suficiente para generar un cimiento estable para nuevos desarrollos y progresos. Ambas civilizaciones se estancaron. India posiblemente haya hecho descubrimientos maravillosos en las áreas de astronomía y matemática, pero estos descubrimientos fueron insignificantes en términos de valor práctico. La población se caracterizaba por su extrema riqueza y pobreza, y ningún líder parece haber tenido el incentivo o capacidad de cambiar esa situación. Así fue que, a diferencia del resto del mundo, India se mantuvo sin cambios. Algo similar parece haber ocurrido en China. Si bien China ha tenido un excelente comienzo anticipado mediante la invención de tecnologías como la pólvora o el reloj de agua, no las transmitió en el tiempo ni las desarrolló.

“Si a Deng Xiaoping se atribuye que China haya iniciado un camino de verdaderas reformas, ese honor en India, a pesar de los sucedido...en los años ochenta, corresponde por 'partida doble’ a Narasimha Rao y Manmohan Singh.”

Pese a haber estado estancadas durante muchos años, se han reactivado. Su surgimiento económico es indiscutidamente el hecho más trascendente de la historia económica mundial. Aun así, es fácil malinterpretar lo que este surgimiento significa. Ambos países tienen poblaciones enormes pero pobres. Los beneficios del crecimiento económico no se han distribuido de manera equitativa. Los extremos de pobreza y riqueza siguen vigentes. Aun cuando el desarrollo continúe sin grandes reveses, su ingreso per capita seguirá siendo sustancialmente inferior al de Reino Unido y EE.UU. en el futuro inmediato.

“En términos de brutalidad y falta de respeto por la vida humana [Mao] estaba a la par de Hitler y de Stalin. Además, era notablemente incompetente.”

Más aún, ambos países enfrentan serias dificultades para sostener el crecimiento y el desarrollo. Ambas naciones generan gran preocupación en relación con el respeto por los derechos humanos, la protección del medio ambiente, la corrupción, los recursos naturales y las prácticas de competencia desleal. El desarrollo y crecimiento de India y China bien puede ser una complicación para la economía mundial abierta que originalmente hizo posible su auge.

El surgimiento de China

Durante la mayor parte del siglo XX, China tuvo una guerra interna. El siglo se inició con el derrocamiento de la dinastía Qing. Luego fue el turno de los caballeros de la guerra, y posteriormente la guerra civil entre nacionalistas y comunistas, seguida por la invasión japonesa y la Segunda Guerra Mundial. El partido comunista asumió el control y unificó el país en 1949, pero la unificación no puso fin a la violencia y a la conmoción interna.

“China...ha alcanzado una masa crítica; su economía es hoy demasiado grande e influyente como para ser ignorada.”

El presidente Mao fue un tirano salido de un molde muy parecido al de Stalin, si acaso del mismo molde. Millones de personas murieron durante la colectivización estatal de la agricultura y las posteriores hambrunas. Luego murieron otros tantos millones durante lo que se denominó el Gran Paso Adelante de Mao a mediados de los años cincuenta, durante el cual se exigió a los campesinos chinos que fabricaran acero en hornos caseros. El Gran Paso Adelante fue tan atroz que comenzó a inclinar la balanza de poder. Voces más pragmáticas y tecnocráticas comenzaron a tener poder en los consejos. Con su control del país en riesgo, Mao desató el terror de la Gran Revolución Cultural Proletaria, que movilizó a jóvenes Guardias Rojos para ser una fuerza de destruir y sembrar el caos.

“En comparación con la inestabilidad que siguió al colapso de la planificación centralizada en la ex Unión Soviética... el cambio controlado de China ha sido un modelo de gestión económica.”

Mao murió en 1976, pero la lucha por el futuro de China continuó. La Banda radical de los Cuatro (integrada por la viuda de Mao) expulsó al pragmático Deng Xiaoping, pero éste volvió y comenzó su lucha por recuperar el poder en 1977. Deng introdujo reformas de mercado en el sector agrícola, permitiendo que los agricultores vendieran los excedentes de sus cosechas. El resultado fue un incremento considerable de la producción de granos. Los agricultores aprovecharon la oportunidad de ganar y se arriesgaron a diversificar sembrando otros cultivos. El excedente agrícola resultante, y las lecciones aprendidas en cuanto al poder de los incentivos de mercado, sentaron las bases del progreso comercial e industrial de China.

“[China] podría ser responsable de que la globalización caiga en desgracia al ponerse en duda la teoría convencional sobre los beneficios de la apertura económica.”

Las reformas de mercado, el empresariado, y la inversión extranjera impulsaron una vigorosa expansión. La economía China creció a una sorprendente tasa del 9,5% anual desde que comenzaron las reformas de Deng, y ha sostenido ese crecimiento durante casi tres décadas, hasta 2005. Durante este periodo, el producto interno bruto per capita de China se sextuplicó. Aumentó la productividad, al igual que la educación. Una proyección relativamente prudente de Goldman Sachs prevé que el PIB per capita de China será de $31.000 hacia 2050, casi 40 veces el nivel de 2000. Hoy día China, el mercado más grande del mundo, está en pleno auge. Ha reducido la tasa de pobreza hasta alrededor de una décima parte de los niveles anteriores. Hace unos 25 años, 250 millones de habitantes rurales tenían un ingreso diario per capita inferior a $1. Esa cifra ha disminuido a unos 26 millones.

Dificultades para China

No obstante su resonante éxito, las dificultades acechan; la más sobrecogedora puede obedecer precisamente a su gran densidad demográfica. Si bien esta población históricamente ha sido una fuente de riqueza y poder, también ha sido difícil de gobernar. Los comunistas, concientes del desafío que supone lograr un crecimiento económico suficiente para generar empleo, hace unas décadas introdujeron una norma que admite un hijo por familia. Esta política fue tan eficaz que finalmente se le volvió en contra. La población china en edad de trabajo, que es cada vez más reducida, es hoy una desventaja para el crecimiento de esa nación. Actualmente, la pregunta crucial es, "¿Acaso la población china envejecerá antes de materializar su potencial de riqueza?" La cantidad de adultos en edad de trabajar disminuirá para el año 2015, y para el año 2040, más del 30% de la población de China tendrá más de 60 años de edad. Las perspectivas demográficas de China son poco alentadoras. Un trabajador tendrá a cargo dos o cuatro abuelos, debido al aumento de la longevidad.

“El verdadero problema de la industria de manufactura en India es que no es suficientemente grande, algo que el gobierno está desesperado por cambiar.”

Sin embargo, la situación demográfica no es la única dificultad. Sus instituciones políticas y económicas son endebles. El sistema bancario de China está agobiado con préstamos sobre bases comercialmente débiles otorgados por razones políticas u otras motivaciones no económicas. Como es sabido, China no es una democracia, y tiene un sistema político draconiano en materia de derechos humanos y libertades. Las violaciones de los derechos de los trabajadores y de las condiciones de seguridad son moneda corriente. Más aún, el desarrollo económico de China ha sido sumamente desigual e sin equidad. El país ha experimentado miles de levantamientos y protestas de campesinos contra prácticas como la expropiación de la tierra para la construcción de fábricas y plantas eléctricas.

“Las dinastías empresariales participaban en todos los sectores y fueron determinantes a la hora de garantizar que otros no se alzaran con una porción excesiva.”

No todas las dificultades que tiene China por delante son endógenas. El mundo no ha recibido con brazos abiertos el surgimiento de China. Si bien la teoría económica convencional sugiere que la población mundial debería beneficiarse de este fenómeno, no todos ganan. La competencia de importaciones chinas está generando desempleo para los africanos, aun cuando China invierte en infraestructura en África con miras a asegurarse el acceso al petróleo y a otras materias primas. Los trabajadores en los países desarrollados de Occidente también han perdido sus empleos a manos de trabajadores chinos. Algunos de sus reclamos de competencia desleal de China tienen sustento. Después de todo, muchas empresas chinas han construido sus líneas de montaje con financiamiento proporcionado por el decrépito sistema bancario estatal. Si a esto sumamos las prácticas abusivas contra los trabajadores y la actitud liberal de China en materia de contaminación del aire y los recursos hídricos, no es una sorpresa que muchos cuestionen los beneficios de su surgimiento.

Superar la “tasa de crecimiento hindú”

Tras declarar su independencia en 1947, India inició un gobierno socialista bajo la dirección del Primer Ministro Jawaharlal Nehru. El gobierno ignoró a los opositores y a quienes criticaban políticas tales como la sustitución de importaciones y el proteccionismo. En consecuencia, India siguió en el estancamiento que había caracterizado a ese país durante cientos de años. Nehru estuvo en el poder entre 1947 y 1964, y la lenta tasa de crecimiento india del 3,5% pasó a ser conocida como la tasa de crecimiento hindú, entre la mitad y una tercera parte del crecimiento experimentado por las poderosas naciones a las que se apodó los Tigres de Asia (Corea del Sur, Taiwán, Singapur, Malasia y Hong Kong).

“La India debe fortalecer su infraestructura para contrarrestar sus otros fracasos.”

En 1964, la hija de Nehru, Indira Gandhi, tomó las riendas de India y siguió presidiendo una economía socialista mayormente gobernada por funcionarios corruptos y burócratas. Lejos de promover un gobierno transparente, fue encontrada culpable de fraude electoral a mediados de los años setenta. Posiblemente, su ejemplo convenció a los funcionarios públicos de que los intereses personales, cualesquiera que estos sean, se anteponen a la ley, si bien no necesitaban esa lección. La corrupción siempre ha sido y sigue siendo un gran obstáculo para el desarrollo de India.

“La elite tecnológica de la India ha dejado de considerar que las mejores oportunidades están fuera del país. Menos de un tercio de esos profesionales emigran tras obtener un título universitario o de postgrado.”

Tras ser removida de su cargo en 1977, Gandhi logró volver al poder en 1980, pero con un programa de gobierno algo diferente. En esta oportunidad, adoptó una postura menos hostil hacia el sector empresarial. Cuando fue asesinada en 1984, la sucedió su hijo Rajiv Gandhi, quien continuó alejando al país de su legado socialista, aunque de manera gradual. No obstante, la India recién tomó pasos decisivos hacia una reforma económica en 1991.

“La India tiene una mejor puntuación dentro de los países BRIC (Brasil, Rusia, India y China) debido a la calidad de su entorno empresarial, a pesar de...las limitaciones de sus leyes laborales.”

En la India, el equivalente de la reinserción de Deng Xiaoping fue la elección de 1991, que llevó a Narasimha Rao y a Manmohan Singh al poder. Tomaron medidas drásticas para hacer frente a la emergencia económica, reformar, liberalizar la economía y eliminar la sustitución de las importaciones y el proteccionismo, y así abrieron las puertas a la inversión extranjera. La tasa de crecimiento de la India aumentó al 6,7% durante cinco años después de las reformas. Aunque posteriormente se moderó al 5,4% durante algunos años a principios del nuevo milenio, la tasa de crecimiento de la economía india promedió un 8%, acompañada por una reducción del déficit presupuestario.

“El crecimiento milagroso de China ha sido posible gracias a la flexibilización de algunos de los controles del partido comunista, algo así como una tía solterona que se desabotona el corset, pero aún subsisten muchas restricciones. Por el contrario, India es una democracia dinámica y algo desordenada.”

Mientras China enfatizó la actividad de manufacturas, la India ha sobresalido en el área de tecnología de la información (TI) y de servicios, como los centros de atención telefónica. Las firmas de TI han suplantado a las industrias más tradicionales en la lista de las 10 empresas principales en la bolsa de Mumbai. Algunos conglomerados industriales más antiguos, como Tata, se han transformado en multinacionales, e invierten no solo en el mundo desarrollado, sino también en países en desarrollo.

Dificultades para la India

Por más impresionante que pueda parecer el auge de TI de India, este sector representa tan solo una fracción de la economía de ese país, que sigue siendo predominantemente agrícola. La mayoría de lo agricultores son pobres y no tienen un futuro claro en la agricultura. En los países que siguieron el camino convencional hacia la prosperidad, la manufactura les dio un punto de partida para salir de la pobreza rural y mejorar su nivel de vida; sin embargo, en India la manufactura está subdesarrollada. En parte, esto se debe a las políticas socialistas que protegen a las pequeñas empresas pero, al mismo tiempo, penalizan el crecimiento y las economías de escala. La infraestructura de la India es pobre. La democracia por momentos se asemeja a la anarquía. La India tiene un población joven en crecimiento que podría darle una ventaja sobre China en el largo plazo, pero esa población tiene una mala alimentación y educación.

¿Qué país ganará la batalla?

China ha tenido muchos mejores resultados que India en lo que a inversión extranjera respecta, al desarrollar un sector de manufactura y generar crecimiento. Por su parte, India ha tenido más éxito que China en el desarrollo de sus sectores de tecnología y servicios. Por otra parte, India es una democracia con estado de derecho. China tiene una población que envejece y la India tiene una población joven; así pues, el crecimiento de China puede perder vigor si una población de trabajadores jóvenes se ve obligada a cargar con una mayor población de adultos de la tercera edad. Por otra parte, la ventaja demográfica de India no es definitiva, debido a la dudosa calidad de las competencia de su población. No es evidente cuál de los dos triunfará. De una cosa no hay duda: hay mucho en juego en esta competencia. No se exagera al decir que el destino de la economía mundial no depende tanto de quién triunfe, sino de cómo continúe la competencia, si es que eso sucede.

Sobre el autor

David Smith ha sido jefe de redacción del sector economía de Sunday Times desde 1989. También escribe una columna mensual para Professional Investor, British Industry y The Manufacturer.