Profeta de la innovación

Libro Profeta de la innovación

Joseph Schumpeter y la destrucción creativa

Harvard UP,
También disponible en: Inglés


Reseña

Joseph Schumpeter fue una persona brillante, magnética, cultivada, educada, inteligente e interesante. Recibió una educación de excelencia y enseñó en las mejores universidades. Fue un gran estudioso y un escritor prolífico, vestía con suma elegancia y cultivaba un estilo de bon vivant; era elegante, carismático y apuesto. Sus colegas le tenían un profundo respeto, sus alumnos lo admiraban y las mujeres lo adoraban. Su ambición: llegar a ser el mejor economista, el mejor jinete y el mejor amante del mundo. Confesó que, lamentablemente, no había logrado su objetivo en relación con los caballos. Mientras vivió, Schumpeter fue uno de los economistas más importantes del mundo, y a partir de su muerte, se ha convertido en un ícono. John Maynard Keynes es considerado el maestro entre los economistas. No obstante, las ideas de Schumpeter tienen un mayor impacto en este nuevo milenio, que algunos economistas han denominado el “siglo de Schumpeter.” El estudioso Thomas K. McCraw ofrece una vívida descripción de este hombre destacado, sus teorías económicas y su profunda influencia. BooksInShort recomienda conocer a Schumpeter por su aporte fundamental para comprender la economía empresarial de nuestros días. El libro de McCraw es un buen camino para llegar a conocerlo.

Ideas fundamentales

  • Joseph Schumpeter fue el defensor intelectual más brillante del capitalismo.
  • Estudió y enseñó en algunas de las universidades más prestigiosas del mundo.
  • Durante mucho tiempo, intentó desarrollar un sistema de “economía exacta,” pero no le resultó viable.
  • Adoptó un enfoque interdisciplinario al escribir y enseñar sobre economía.
  • Su madre, su esposa y su hijo recién nacido murieron en un período muy breve, lo cual afectó gravemente a Schumpeter durante el resto de su vida.
  • Fue la primera persona no estadounidense que estuvo al frente de la Asociación Económica Americana.
  • Schumpeter sostuvo que muchas de las ideas de Karl Marx sobre el capitalismo carecían de validez.
  • Enseñó que el capitalismo, impulsado por la innovación y el espíritu empresarial, brinda la mejor oportunidad para que la mayor cantidad de personas vivan con prosperidad.
  • Es famoso por haber desarrollado la idea de “destrucción creativa,” un término que acuñó para ilustrar cómo los nuevos métodos, sistemas y productos capitalistas desplazan continuamente a los anteriores.
  • En un sistema capitalista, los productos y procedimientos innovadores desplazan a los anteriores.
 

Resumen

El máximo defensor del capitalismo

El economista Joseph Schumpeter fue el defensor más enérgico y conocedor del capitalismo. Sus teorías sobre el capitalismo han tenido tanta difusión y aceptación que, en la actualidad, son inherentes a la manera en que las personas comunes ven y comprenden el sistema capitalista moderno. Schumpeter explicó brillantemente por qué el capitalismo es el sistema a través del cual la mayor cantidad de personas puede lograr la prosperidad económica. Schumpeter también es el “santo patrono” de la innovación empresarial. Él sostenía que esa innovación no reconoce límites, particularmente en un sistema capitalista, lo cual redundaba también en un progreso económico sin límites. Veía al empresario como el eje fundamental de este sistema.

“El clima de las revoluciones industriales – de ‘progreso’– es el único en el que el capitalismo puede sobrevivir.” [ – Joseph Schumpeter]

El concepto más famoso de Schumpeter es el de “destrucción creativa,” desarrollado para ilustrar cómo los nuevos métodos, sistemas y productos capitalistas desplazan continuamente a los anteriores, así como los automóviles se impusieron sobre los carruajes tirados por caballos. Schumpeter entendió que la destrucción creativa constituye los cimientos del capitalismo y de todos los avances materiales y económicos.

Una educación europea clásica

Joseph Alois Schumpeter, a quien sus padres llamaban cariñosamente Jozsi, nació en Triesch, en lo que actualmente es la República Checa, en 1883. Su familia había vivido allí con prosperidad durante aproximadamente 400 años. Su padre, Alois, murió cuando Jozsi era pequeño, y su madre, Johanna, de 26 años de edad, lo llevó a vivir a Graz, Austria. Johanna se casó con Sigmund von Kéler, un austríaco mayor que ella que tenía un título de nobleza. Johanna sabía que Kéler podría abrirle puertas a su hijo; por eso, la nueva familia se trasladó a Viena, la dorada capital del Imperio Austrohúngaro. Jozsi se convirtió en un estudiante destacado en el Theresianum, una escuela preparatoria de elite donde los estudiantes estudiaban a los clásicos, latín, griego y otros idiomas. Asistió a la Universidad de Viena, decidido a convertirse en un “artista intelectual”: el “Miguel Ángel de la economía.”

“En un análisis retrospectivo, resulta evidente que el papel de la economía de los Estados Unidos durante la Segunda Guerra Mundial validó las teorías de Schumpeter y Keynes.”

Después de su etapa en Viena, Schumpeter ingresó en la Universidad de Berlín y luego viajó por Europa. En Inglaterra, se casó con Gladys Ricarde Seaver, una mujer mucho mayor que él. La pareja se trasladó a El Cairo, donde Schumpeter trabajó como abogado. Durante este período, escribió Naturaleza y contenido esencial de la teoría económica, que dedicó a su madre. La pareja regresó a Austria, donde él comenzó a enseñar economía en la Universidad de Czernowitz, un puesto de avanzada del Imperio cerca de Rusia. Luego escribió la Teoría del desarrollo económico, en la que refutaba a Marx y defendía a los empresarios y a la innovación como dos impulsores gemelos del capitalismo. En su libro, Schumpeter sostenía que la disponibilidad de crédito posicionaba al mercado monetario como la “oficina central del sistema capitalista.”

El profesor de economía más joven del Imperio

En 1911, Schumpeter, que en aquel momento tenía 28 años, se trasladó a la Universidad de Graz. Durante la Primera Guerra Mundial, Gladys regresó a Inglaterra, mientras que Schumpeter permaneció en Austria. Esto provocó el alejamiento de la pareja. Él ganó fama internacional como conferencista, estudioso, pensador y prolífico autor. Después de la guerra, se desempeñó durante un breve período como Secretario de Finanzas del Estado en Austria: ésta fue una extraña movida en su carrera (a la que él se refería como una “gran pérdida de tiempo”), dado que él era un conservador ocupando un alto puesto en un gobierno socialista. Pronto abandonó el cargo y se introdujo en el negocio de la banca y las inversiones, con lo cual amasó rápidamente una pequeña fortuna. Cuando el mercado accionario de Viena se desplomó en 1924, perdió prácticamente todo; pero esta experiencia incentivó sus investigaciones posteriores. Durante este período, se enamoró de la hermosa Anna Josefina Reisinger, 20 años menor que él, y se casó con ella.

“A medida que Alemania se hundía paulatinamente en una crisis económica, Schumpeter se puso en acción con análisis y propuestas, de un modo más accesible que en sus escritos académicos habituales.”

Se establecieron en Bonn, Alemania, donde él pasó a ser Herr Professor Doktor Schumpeter en la Universidad de Bonn. Sus clases y seminarios, en los que siempre combinaba datos históricos, estadísticas y teoría, redundaron en un enorme prestigio para la universidad. Pero entonces, su vida enfrentaría la tragedia. En 1926, su adorada madre Johanna falleció, y luego Anna murió al dar a luz a su hijo. Todos estos hechos se sucedieron en cuestión de días. Schumpeter nunca pudo recuperarse completamente de estas tres muertes. Durante el resto de su vida, al referirse a su esposa, su madre y su hijo fallecidos, utilizaba el término Hasen, una expresión de cariño en alemán. Estas pérdidas dejaron una herida muy profunda, y fueron causa de períodos de abatimiento y depresión que se sucedieron a lo largo de toda la vida de Schumpeter.

“Después del ataque japonés, primero Elizabeth y luego Joseph fueron investigados por el FBI por sospechas de deslealtad; ella, por sus escritos sobre Japón, y él, por su pasado como ciudadano alemán.”

En 1927, el economista viajó a Harvard como profesor visitante. Contrató a la joven Maria (“Mia”) Stöckel como secretaria y encargada de su casa de Bonn. Con el tiempo, iniciaron una relación afectiva y de compañía mutua. Ella transcribía sus trabajos y se ocupaba de la casa, pero nunca pudo reemplazar a los Hasen. Schumpeter viajaba constantemente de Bonn a Boston. Para el año 1929, Alemania, al igual que el resto del mundo, enfrentaba graves problemas económicos. En 1930, Schumpeter entregó un famoso informe a la Asociación Económica Americana acerca de los devastadores efectos de la depresión mundial. En 1932, decidió instalarse en los EE. UU. Comenzó a trabajar en Harvard como profesor a tiempo completo con un sueldo de US$ 12.000 por año, y encandilaba a los estudiantes con su erudición y su inteligencia. En 1933, conoció a Romaine Elizabeth (“Lizzie”) Boody Firuski, de 35 años, una estudiante graduada con un doctorado en Economía. Después de vacilar durante algún tiempo, se casaron en 1937. En 1940, la universidad de Yale le ofreció un contrato. Aunque la oferta era tentadora, Schumpeter decidió permanecer en Harvard.

La enorme proyección de sus publicaciones

En Harvard, Schumpeter escribió tres libros que sumaban un total de dos millones de palabras, lo que equivale a 20 libros de tamaño normal: Los ciclos económicos (1939), Capitalismo, socialismo y democracia (1942) e Historia del análisis económico (que fue editado por Lizzie y publicado después de la muerte de Schumpeter en 1954). Estas obras tienen un enfoque interdisciplinario, que combina la sociología, el derecho, la ciencia política, la economía y la historia. En su segundo libro, Schumpeter demostró que el capitalismo penetra las culturas políticas, sociales e intelectuales de las sociedades en las que opera. En un análisis profundo, criticó a Marx por su incapacidad para “distinguir entre el empresario y el capitalista.” Elogiaba al capitalismo por su capacidad de lograr “la mayor producción per cápita de bienes registrada en la historia.”

“Schumpeter fue para el capitalismo lo que Freud fue para la mente: alguien cuyas ideas están tan omnipresentes y arraigadas que no podemos separar sus pensamientos fundamentales de los nuestros propios.”

Los estudiosos y los intelectuales consideran que Historia del análisis económico y Capitalismo, socialismo y democracia son dos de los mejores libros sobre economía que se hayan escrito. El último, que llegó a ser la obra más reconocida de Schumpeter, recibió excelentes críticas de los estudiosos de todas partes del mundo. Historia del análisis económico aborda el tema con igual profundidad, con un total de 800.000 palabras. Allí, Schumpeter analizó las ideas y los escritos de un pequeño grupo de intelectuales sobre economía y temas relacionados. También expresó que La riqueza de las naciones de Adam Smith tuvo gran aceptación en el público porque era “una presentación simple de ideas obvias.” La Historia de Schumpeter describe con agudeza la evolución paulatina del pensamiento y la teoría económicos. Durante la última década de su vida, trabajó sin descanso en esta obra, en la cual entretejió conceptos y análisis sociológicos, filosóficos, históricos y económicos.

Schumpeter, capitalismo y espíritu empresarial

En la Teoría del desarrollo económico, Schumpeter argumentó que el crecimiento económico depende del espíritu empresarial. Destacó las virtudes del capitalismo que, según creía, permitía que la mayor cantidad de personas alcanzaran la prosperidad y tuvieran vidas gratificantes. Desestimó la idea de Marx de que el sistema capitalista sirve para enriquecer a los ricos y para empobrecer a los pobres. Schumpeter planteó que parte de la rutina de los empresarios audaces e innovadores es establecer nuevos esquemas, dejar a un lado a las compañías conservadoras y crear nuevos mercados con productos y métodos totalmente novedosos. El éxito de estos empresarios desacredita totalmente la idea de Marx de una sociedad capitalista que se rige estrictamente por conceptos de clase. En el capitalismo, señala Schumpeter, las personas con energía, ambiciones e ideas surgen desde las bases, una y otra vez, para desplazar a los que están en la cima.

“La idea cabal de la economía exacta, en el sentido de poder alcanzar la precisión de la física o la química, había sido un sueño inalcanzable a lo largo de todo su camino.”

Schumpeter considera al capitalismo como un sistema sumamente dinámico (aunque extremadamente inestable), en el que los nuevos ganadores reemplazan constantemente a los anteriores en un proceso de “destrucción creativa.” “Destierra” los productos, las empresas y las formas de organización convencionales, y las reemplaza constantemente por otras nuevas y mejores. Comparó la estrategia de negocios con la planificación militar y señaló que el capitalismo estaba “salpicado de explosiones violentas y catástrofes.” Consideraba que los excesos del mercado accionario de los años veinte, y la Gran Depresión de los años treinta fueron reacciones “normales, muy poco atractivas” de estilo capitalista a las fuerzas del mercado. Explicó el papel esencial del crédito en el sistema capitalista, en el que los nuevos proyectos empresariales exigen grandes montos de capital que podrían perderse fácilmente. El objetivo de estos proyectos es obtener ganancias; pero en definitiva, el liderazgo empresarial es más importante que la propiedad.

“Schumpeter, en su esencia, fue un estudioso en el sentido más puro de la palabra: un contemplador. No obstante, también resultó ser un excelente showman.

Schumpeter dijo muchas veces que el capitalismo requería un cambio constante y fructífero. Sin él, la “sociedad capitalista no puede existir.” Schumpeter consideraba al capitalismo como un sistema frágil que “plantaba las semillas de su propia destrucción.” Dado que el capitalismo ofrece grandes oportunidades de riqueza material, también “avala la educación de una clase de intelectuales hostiles” desanimados por sus rígidas “ganancias e ineficiencias.” El destacado papel de los Estados Unidos en el área de fabricación durante la Segunda Guerra Mundial fue una prueba de la solidez del derecho del capitalismo planteada por Schumpeter. Schumpeter se transformó en el defensor más brillante y persuasivo del capitalismo. Creía firmemente que “los elementos creativos del capitalismo superan sus elementos destructivos.”

Después de la Segunda Guerra Mundial

Durante la guerra, Schumpeter comenzó a sufrir problemas de salud. Se enfermaba con frecuencia, y su estado de ánimo desmejoró. En 1941, escribió un poema en el que plasmó sus sentimientos en aquel momento: “Mi muerte llega / como un sirviente / que apaga las velas / después del gran banquete.” A pesar de su mal estado de salud, Schumpeter seguía trabajando. Se mantenía activo, continuaba con sus clases, escribía y daba conferencias. En 1947, sus colegas lo eligieron presidente de la Asociación Económica Americana, que ya contaba con 75 años de trayectoria. Esa fue la primera vez que un estudioso nacido fuera de los EE. UU. recibió esta distinción. Dos años más tarde, asumió como presidente de la Asociación Económica Internacional con sede en París. En 1948, comenzó a planificar su retiro. A los 65 años de edad, había cumplido los 15 años de servicio académico necesarios para acceder a una jubilación.

“Cuando Schumpeter falleció en 1950, muchos de sus amigos tuvieron la sensación de que había trabajado hasta morir.”

El 30 de diciembre de 1948, Schumpeter dio un conmovedor discurso ante la Asociación Económica Americana de Cleveland. Señaló que las ideologías individuales y las escuelas de pensamiento impulsan a los economistas. Explicó que la ideología es la mano derecha de la visión, que es necesaria para cualquier emprendimiento intelectual. Cerró su exposición con las siguientes palabras: “Y así, pese a que avanzamos lentamente a causa de nuestras ideologías, podríamos no avanzar en absoluto sin ellas.” El público lo ovacionó de pie, en una profunda muestra de gratitud, respeto y unanimidad por parte de un numeroso grupo de personas inteligentes que rara vez podrían ponerse de acuerdo sobre algún tema. El 8 de enero de 1950, Schumpeter murió de una hemorragia cerebral. Sus colegas y alumnos le dedicaron una edición de la publicación Review of Economics and Statistics. Para los economistas, fue un gesto absolutamente excepcional y sincero.

Sobre el autor

Thomas K. McCraw, el galardonado autor de esta obra, es profesor emérito de historia de los negocios en Harvard Business School, donde anteriormente se desempeñó como director de investigaciones, y como presidente y copresidente de la junta de la unidad de negocios, gobierno y economía internacional.