La relación adecuada

Libro La relación adecuada

Cómo crear una economía para todo el planeta

Berrett-Koehler,
También disponible en: Inglés


Reseña

Muchos libros condenan la codicia humana, describen la devastación del medio ambiente y terminan con unas cuantas páginas que recomiendan cambios. Éste libro no es así. Desde la primera página, los ecologistas canadienses Peter G. Brown y Geoffrey Garver incitan a revolucionar la forma en que la gente usa los recursos naturales. Presentan un caso admirablemente sólido de que la relación entre la Tierra y la economía global debe cambiar, y pronto. Sin embargo, aún está por verse si la idealista receta que dan (¿instituciones de gobierno global?) es o no realista. BooksInShort recomienda este libro a los líderes que buscan una nueva perspectiva sobre la sostenibilidad y la economía.

Ideas fundamentales

  • La sociedad debe encontrar la “relación adecuada” entre la economía y la ecología.
  • Una relación adecuada “conservaría la integridad, la capacidad de recuperación y la belleza de una vida mancomunada”.
  • La economía existe para proveer a la humanidad de lo básico: alimento, vestido, albergue y atención médica.
  • Esta premisa – y promesa – ha desaparecido del modelo económico actual.
  • La economía es parte del ecosistema mayor de la Tierra, que sólo tiene recursos finitos.
  • El concepto de justicia de la sociedad debe extenderse a otros seres humanos y a otras especies.
  • En una relación adecuada, los individuos consumirían menos de lo que podrían pagar.
  • Los gobiernos nacionales han sido incapaces de crear la relación adecuada.
  • La sociedad necesita nuevas instituciones internacionales que la rijan.
  • Una vez que la gente satisface sus necesidades básicas, el dinero no la hace más feliz.
 

Resumen

Cómo aplicar las enseñanzas cuáqueras a la sostenibilidad global

A medida que la civilización se hace sentir cada vez más, el ecosistema llega al borde del colapso. No es factible que cada uno de los miles de millones de habitantes del planeta tenga el estilo de vida del mundo adinerado, con autos, viajes en avión y grandes casas con aire acondicionado. Pero, todos esos miles de millones tampoco pueden vivir como cazadores-recolectores. La humanidad debe llegar a un equilibrio y encontrar la “relación adecuada” entre la economía y la ecología porque, durante demasiado tiempo, la sociedad ha luchado ávidamente por la “relación equivocada”.

“El estado del medio ambiente global es extremadamente preocupante y, literalmente, empeora cada día”.

Extrañamente, las palabras economía y ecología tienen una raíz griega (œcos) que significa “hogar”, pero no se sienten cómodas cuando están juntas. El calentamiento global es resultado directo del conflicto entre estas dos áreas. Cada individuo debe cuestionar la idea misma de que el rápido crecimiento económico y el desenfreno por ganar dinero son inevitables, o de que son la única manera en la que pueden funcionar el capitalismo y la sociedad humana. Revertir el daño causado por el hombre es un problema moral. Durante siglos, la gente consideró la codicia como algo desagradable, y hasta pecaminoso. Pero en las últimas décadas, la codicia se ha convertido en un fin en sí mismo. Usar la mayor cantidad de recursos posible es el origen principal del calentamiento global y de un ecosistema renqueante.

“Claramente, es el momento – de hecho, ya pasó – de una gran reconciliación entre seres humanos, sistemas humanos y el medio ambiente”.

Para afrontar este dilema ético, hay que ver cómo la Sociedad Religiosa de los Amigos (los cuáqueros) analiza los problemas morales. Los cuáqueros son famosos por cuestionar la opinión pública. En la década de 1780, los cuáqueros en Inglaterra y en EE.UU. empezaron a luchar por abolir la esclavitud. Su perseverancia en una causa impopular ayudó a cambiar la historia. Actualmente, la teoría cuáquera de las relaciones adecuadas propone una meta en la lucha por detener el calentamiento global. Una relación adecuada “tiende a preservar la integridad, la capacidad de recuperación y la belleza de una vida mancomunada”. Una “relación equivocada” no lo hace. Tristemente, en la insaciable búsqueda de mayor riqueza, los hombres y las mujeres perpetúan demasiadas relaciones equivocadas. Para llegar a un equilibrio entre el deseo de la humanidad de riquezas abundantes y su necesidad a más largo plazo de un medio ambiente saludable, hágase cinco preguntas cruciales:

“Pregunta 1: ¿Para qué sirve la economía?”

El propósito de la economía es simplemente proporcionar alimento, vestido, albergue y atención médica. Esta premisa ha desaparecido del modelo económico actual, que no cubre las necesidades básicas de mucha gente y, a la vez, asigna más que suficiente a otros. De esta manera, la economía crea una relación equivocada entre el bienestar humano y la actividad económica. La sociedad ha creído durante mucho tiempo que una economía de rápido crecimiento es la mejor manera de ofrecer atención médica, educación y protección ambiental. Sin embargo, a pesar de décadas sin precedente de crecimiento económico en el mundo desarrollado, las naciones aún no logran establecer atención médica ni educación, ni proteger el ecosistema. Ha llegado el momento de cambiar el modelo viejo de crecimiento ilimitado por una “economía para todo el planeta”, que sea más sostenible y proporcione abundancia para muchos, en vez de riqueza extrema para pocos.

“Desarrollar una economía para todo el planeta significa moverse de la producción ilimitada y la concentración de la riqueza al suministro sólo de la riqueza necesaria para una vida digna y segura”.

La economía global, impulsada por la expansión económica y la acumulación de riqueza, ha evolucionado a su actual relación equivocada. Culpe a los defensores del libre mercado, que predican capitalismo liberalista, o a las corporaciones que ejercen presión sobre los legisladores para que el gobierno no se involucre en los mercados. A pesar de esos defensores equivocados, las sociedades han fijado salarios mínimos, prometido pensiones y prohibido el trabajo infantil. Estos esfuerzos pueden desafiar la doctrina del libre mercado, pero infunden respeto y justicia en el capitalismo. Para documentar la búsqueda de una economía global más holística, observe las prácticas de los pueblos indígenas de EE.UU. En muchas culturas indígenas, por ejemplo, los adultos serían incapaces de pensar en golpear a un niño o matar un animal sólo para exhibir la cabeza como trofeo. Desde la caza de búfalos hasta llegar a su extinción, y los daños a las Grandes Llanuras por las perjudiciales prácticas agrícolas, los colonos europeos trajeron al Nuevo Mundo muchos ejemplos de la relación equivocada. En una economía global basada en la ecología, los seres humanos sólo cosecharían lo que necesitan, sin privaciones, y usarían sólo los recursos necesarios para preservar la vida.

“Pregunta 2: ¿Cómo funciona le economía?”

Si usted estudia economía, se enfrentará con un bombardeo de gráficas que muestran la dinámica del mercado, por ejemplo como la oferta y la demanda. Esas medidas están bien en lo que a ellas se refiere, pero no ven el cuadro completo. Los economistas rara vez piensan en biología, química o física y, sin embargo, las realidades científicas de la Tierra dictan el tiempo que durarán los recursos como los alimentos y la energía. Los economistas se enfocan en elementos fáciles de medir, como los ingresos y el producto interno bruto, y no toman en cuenta las fallas en la economía, como la hambruna o la contaminación que produce una central eléctrica. No han aprendido a descartar la actividad económica no deseada. Cuando alguien muere en un accidente automovilístico, el gobierno incluye el costo de la ambulancia y la funeraria en el producto interno bruto (PIB), como cualquier otra actividad económica de rutina. Tal vez la deficiencia más evidente de la economía moderna es valorar el dinero por encima de todo, y a la vez no tomar en cuenta la verdadera riqueza del planeta: aire, agua y alimentos para la preservación de la vida. Las plantas verdes son quizás el elemento más preciado de la Tierra: Al convertir la luz del sol en alimento, permiten la vida. Y, sin embargo, los economistas no valoran este ecosistema fundamental. El dinero domina su forma de pensar. La economía humana es parte de un ecosistema mayor con recursos finitos. La realidad científica dice que las economías no pueden seguir creciendo indefinidamente, pero la mayoría de los economistas ejercen su oficio sin considerar los límites de la naturaleza. Un estudio más práctico de economía valoraría la ecoesfera, no sólo la riqueza creada por el uso de sus recursos.

“Pensar en cómo funciona la economía sólo en términos convencionales como oferta y demanda, dinámica de mercados, incentivos financieros y demás, no es ver el cuadro completo”.

El economista Kenneth Boulding es una excepción. En los años 60, comparó el planeta con una nave espacial en vuelo. Una vez que la tripulación ha empacado lo necesario para el viaje, no puede llevar más provisiones. Los economistas que no toman en cuenta la teoría de la nave espacial ven sólo un sesgo de la contaminación y otras consecuencias indeseables de la actividad económica. Ven los efectos de la contaminación sobre la salud como problemas “externos”, pero una visión de la economía para todo el planeta revela que ningún impacto puede ser externo. En el sistema finito cerrado de la Tierra, todo es interno.

“Pregunta 3: ¿Qué tan grande es demasiado grande?”

Durante décadas, el mantra “entre más grande, mejor” ha impulsado la economía: Empresas más grandes, edificios más grandes, casas más grandes. En una economía impulsada por el crecimiento, nadie tiene incentivos para reducir el consumo de recursos. Una relación adecuada fomentaría un consenso de que la gente está acabando con el planeta más rápidamente de lo que puede recuperarse. Pero en una relación equivocada, los costos de las malas decisiones se resienten en el futuro. La contaminación y el calentamiento global de la actualidad serán más tarde el problema de alguien más. Cuánto daño cause la gente dependerá de la “escala” del daño – su tamaño, rapidez y gravedad. El equilibrio requiere una nueva medición económica que, a diferencia del PIB, no sólo mida egresos y crecimiento, sino que también calibre los costos continuos de la degradación ambiental en salud, calidad de vida y daño a la ecoesfera. La economía necesita un “termostato” que funcione como el de una casa. Cuando uno enciende el aire acondicionado, el aparato no sólo mantiene el aire más frío; se apaga cuando la temperatura llega al punto seleccionado. De igual manera, la economía necesita un tipo de termostato que detenga la máquina de crecimiento cuando llegue a cierto nivel. ¿Qué debe desencadenar la reducción de la expansión? El cambio climático, el incremento de la contaminación o la extinción de más especies podrían ser indicadores cruciales. El termostato debe medir:

  • “Escala e integridad” – La integridad es la salud y el equilibrio del ecosistema. Un ecosistema degradado, como en los Everglades, está tan dañado que nunca recuperará su estado natural.
  • “Escala y capacidad de recuperación” – Los sistemas vivos se recuperan de daños causados por el hombre. Los Everglades podrían ser útiles si se revirtiera la ingeniería humana que los degradó, pero no tienen suficiente capacidad de recuperación para volver a su estado intacto.
  • “Escala y belleza” – El concepto subjetivo de belleza cambia en cada cultura, pero a menudo se da con la relación adecuada. Los ríos envenenados o los bosques arrasados no son bellos.
“Los fenómenos que se dan hace mucho tiempo, como el cambio climático y la extinción en masa, interactúan con otras tendencias globales inminentes – en particular, la sobrepoblación – para plantear un conjunto aterrador de crisis ecológicas”.

Cuatro variables afectan la integridad de la ecoesfera, capacidad de recuperación y belleza:

  1. “Población” – El crecimiento demográfico no destruye ecosistemas por sí solo. Pero si se combinan poblaciones enormes con el consumo creciente, la relación adecuada no surgirá.
  2. “Afluencia” – La gente con más dinero usa más energía y mayores recursos.
  3. “Tecnología” – Es tanto la causa como la solución potencial para el cambio climático. A medida que hay un mayor adelanto tecnológico para extraer más combustible fósil, el progreso de la alta tecnología ayudaría a reducir el uso de esos recursos. Se necesita más que eso para reducir el daño.
  4. “Ética” – El egoísmo, los derechos y el consumo son distintivos de la sociedad moderna. La economía impulsada por el consumo, que crea y atiende los deseos materiales, alienta esas actitudes. En una relación adecuada, los seres humanos consumirían menos de lo que podrían pagar, simplemente porque es lo correcto.

“Pregunta 4: ¿Qué es justo?”

Durante décadas, la pregunta de la justicia económica se ha enfocado en la enorme brecha de riqueza entre los países ricos y pobres. Aunque el crecimiento global ha mejorado los estándares de vida de algunos (la “marea que sube levanta todos los barcos”), ha creado un problema mayor de justicia: ¿Cómo puede coexistir la gente con el planeta de una manera justa para todas las formas de vida? Claramente, la extracción de carbón que decapita montañas no es justa – tampoco es justo destruir bosques para extraer arenas de alquitrán, ni desviar las aguas del Río Athabaska o del Nilo. La sociedad debe ampliar la justicia más allá de los seres humanos a otras especies. Llevar a la extinción a plantas y animales es inmoral. La mayoría de las naciones protege a las especies en peligro de extinción, pero la sociedad debe también ayudarlas a crecer.

“Una cosa es correcta cuando tiende a preservar la integridad, estabilidad y belleza de la comunidad biótica. Es incorrecta cuando tiende a lo contrario”. (Aldo Leopold, biólogo de la protección del medio ambiente en la década de 1940)

Otra pregunta moral inquietante abarca la distribución extrema de la riqueza. El propósito más básico del sistema económico es conservar la vida mediante el suministro de alimento, albergue y atención médica. El hecho de que mucha gente carezca del nivel de alimento, albergue y atención médica suficiente para sobrevivir es inherentemente injusto. Los puristas del libre mercado se avergüenzan de ese tema, ya que inevitablemente lleva a pláticas sobre la redistribución de la riqueza. Exponen que (si tiene sentido económico) una economía eficaz proporcionará los materiales necesarios para mantener la vida. Esto es falso. Es obvio que no hay una distribución eficaz de los recursos del planeta. El desequilibrio se origina en varios factores arbitrarios que influyen en la distribución de la riqueza, incluyendo la suerte de dónde uno nace, la clase social y las estructuras gubernamentales.

“Pregunta 5: ¿Cómo debe regirse la economía?”

La mayoría de la gente se ha negado a participar activamente en la forma de gobierno, aunque supuestamente el gobierno debe reflejar la voluntad colectiva. Los gobiernos nacionales no han protegido a la Tierra, y por ello deben involucrarse los ciudadanos interesados, hacer cambios y establecer una supervisión global, no nacional, de los recursos escasos. Esto podría requerir nuevas instituciones aprobadas para crear la relación adecuada. Por ejemplo:

  • “La Reserva Global” calcularía cuántos recursos de la Tierra podría usar la gente. Reemplazaría al Banco Mundial y al Fondo Monetario Internacional para equilibrar la economía y la ecoesfera. Los “fideicomisos de bienes comunes de la Tierra” manejarían los recursos compartidos, tales como la atmósfera, con base en las recomendaciones de la Reserva.
  • “La Federación Global” protegería los derechos humanos, la seguridad y la biósfera.
  • “El Tribunal Global” ayudaría a “prevenir abusos de poder” y a hacer que se cumplan las leyes.
“La gente en todas partes necesita sentir que tiene una vida plena, y luego empezar a vivirla caminando con más ligereza en la tierra”.

Crear la relación adecuada requiere cuatro pasos importantes:

  1. “Base y aclaración” – La sociedad impulsada por la codicia afirma que la riqueza crea felicidad, pero una vez que hombres y mujeres satisfacen sus necesidades básicas, la riqueza no los hace más felices. La satisfacción proviene de buena salud y relaciones cercanas con otras personas y con la naturaleza.
  2. “Diseño” – La sociedad debe idear formas de responder a esta crisis mediante “los cambios institucionales y los procesos necesarios para ... preservar la integridad, capacidad de recuperación y belleza de la vida mancomunada”.
  3. “Testimonios” – Cambiar su propia vida es un buen inicio para fomentar un “sistema de orientación desarrollado en la relación adecuada”. Si uno pone el ejemplo y habla claro, podrá ayudar a crear una “epifanía de masas” que cambie la manera de vivir de todos.
  4. “Cambio sin violencia” – El enfoque cuáquero en un movimiento social no violento ha logrado grandes victorias, incluyendo el fin de la esclavitud. Este modelo puede ser provechoso para reducir el cambio climático y la degradación del planeta.

Sobre los autores

Peter G. Brown , Ph.D., es pofesor en la Escuela del Medio Ambiente de McGill University, y autor de Restoring the Public Trust y Ethics, Economics, and International Relations (publicado en Norteamérica como The Commonwealth of Life). Geoffrey Garver es consultor en ecología en Montreal y miembro del consejo de administración del Quaker Institute for the Future.