Keynes

Libro Keynes

El regreso del maestro

Public Affairs,
También disponible en: Inglés


Reseña

La recesión moderna presenta dudas sobre muchas creencias económicas sostenidas durante mucho tiempo, específicamente la validez del libre mercado. Sin ponerse de acuerdo sobre las causas o remedios, los economistas observan cómo los políticos prueban varios tipos de incentivos económicos y rescates corporativos. Los expertos evocan el fantasma de John Maynard Keynes, a menudo etiquetado incorrectamente de socialista y liberal para cobrar impuestos y hacer gastos. Pero Robert Skidelsky, biógrafo de Keynes y notable experto en el economista y su obra, revela cómo las experiencias de Keynes anteriores a la Segunda Guerra Mundial determinaron una perspectiva económica de la que aún estamos aprendiendo en el siglo XXI. Este libro académico supone que el lector tiene cierta familiaridad con la filosofía y la teoría económica moderna y, no obstante, Skidelsky también inserta referencias literarias y chispas de ingenio que animan el texto, a menudo complicado. BooksInShort recomienda esta breve pero sólida mirada a Keynes, a los estudiantes de historia económica y política, y a cualquiera que intente encontrarle sentido a la crisis del 2008 y a la manera de seguir adelante.

Ideas fundamentales

  • John Maynard Keynes es uno de los grandes filósofos en economía del siglo XX.
  • Obtuvo experiencia práctica trabajando en el gobierno, manejando dinero de clientes, y ganando y perdiendo varias fortunas.
  • Esta crisis económica global moderna genera preguntas sobre el papel que debe desempeñar el Estado en la vida económica.
  • Los de agua salada, o “neokeynesianos”, apoyan cierta interferencia gubernamental en la regulación y los incentivos económicos.
  • Los de agua dulce, o “neoclásicos”, aceptan las teorías del libre mercado de Reagan-Thatcher de la década de 1980.
  • Dos guerras mundiales y la Depresión llevaron a Keynes a creer que el gobierno debería involucrarse en los mercados.
  • La economía keynesiana logró menos de lo esperado en la planeación fiscal de muchos países después de la Segunda Guerra Mundial.
  • La comprensión de Keynes de la psicología humana permea en su teoría económica.
  • Keynes creía que la incertidumbre sobre el futuro gobierna todas las transacciones del mercado.
  • Dijo que el propósito de la prosperidad no es crear riqueza por sí misma, sino mejorar la existencia humana mediante la seguridad y la tranquilidad cotidianas.
 

Resumen

¿Cómo salimos de aquí?

La mayoría de los economistas tiene explicaciones de cómo sucedió la crisis económica mundial del 2008, pero las opiniones difieren en la causa y el remedio. Muchos buscan en el pasado y en las ideas del economista John Maynard Keynes (1883-1946), a quien se conoce amplia pero superficialmente como defensor de los fondos de incentivos y de la participación gubernamental en los negocios. Sin embargo, esa explicación minimiza las complejidades de su filosofía. De hecho, sus experiencias durante los fundamentales sucesos económicos a lo largo de su vida – la Primera Guerra Mundial, la Gran Depresión y la Segunda Guerra Mundial – lo estimularon a crear una nueva forma de pensamiento económico. El funcionamiento armonioso del capitalismo se convirtió en su meta, que incluía contar con la mano moderadora del Estado para calmar los excesos del sistema. Algunos argumentos sobre cómo se derrumbó el libre mercado en todo el mundo desde el 2007 hasta el 2008 incluyen:

  • “El fin la burbuja inmobiliaria” – En el 2005, el incremento en los precios de la vivienda en EE.UU. representaba un crecimiento del 50% del producto interno bruto (PIB) estadounidense. Las entidades gubernamentales ampliaron los créditos, y los prestamistas comerciales dieron a sus deudores hipotecas con tasas menores a la tasa de interés preferencial. Cuando aumentó el precio de la vivienda, la gente pedía prestado contra activos netos. Los crecientes intereses desinflaron el globo, y los préstamos existentes sin liquidez se volvieron “una bala que hirió fatalmente a los bancos”.
  • “Innovación financiera” – El auge bursátil fue resultado de la desregulación. Revertir la Ley Glass-Steagall permitió a los bancos comerciales funcionar como bancos de inversión. El gobierno eligió no promulgar leyes para controlar las excentricidades de las permutas de incumplimiento crediticio y la Securities and Exchange Comission (SEC) triplicó los índices de apalancamiento de los bancos. En el 2002, Warren Buffet predijo que los derivados serían “armas financieras de destrucción masiva”.
  • “La crisis bancaria” – Con los activos bancarios sitiados y la escasez de liquidez, se produjo un pánico bancario global. En el 2007, el banco Northern Rock sufrió la primera crisis de un banco británico en más de 100 años. El derrumbe de Bear Stearns y de Lehman Brothers, junto con el trauma de AIG, pedían una respuesta rápida. El rescate de US$700 mil millones del Troubled Asset Relief Program fue solamente uno de muchos enormes programas de gasto en Europa y Estados Unidos.
  • El “derrumbe de los precios de materias primas” – Las especulaciones y la creciente demanda en países en desarrollo causó gran incremento en los precios de materias primas. Pero la crisis económica arrasó repentinamente con la demanda, bajó los precios drásticamente y puso en peligro a los países exportadores.
  • El “derrumbe de las bolsas de valores” – Las caídas de la banca y de las materias primas se combinaron para hundir a las bolsas de valores de todo el mundo. Las más afectadas fueron el Índice RTS de Rusia, que cayó 80%, y el índice Nikkei de Japón, que bajó 42%.
  • El “derrumbe de la economía real” – Antes de la crisis subprime, la gente tenía sus activos principalmente en – en títulos de propiedad y certificados de acciones. Cuando desapareció la riqueza aparente, disminuyó el consumo, los negocios despidieron empleados y la recesión se hizo realidad.
“El huracán económico que golpea ahora nos da una inmensa oportunidad para reorientar la vida económica hacia lo que es sensato, justo y bueno”.

La causa subyacente de estas caídas es el fracaso del pensamiento del libre mercado, que viene de la época del Presidente Ronald Reagan y la Premier Margaret Thatcher en los años 80, y que activó el retorno a la creencia en la “mano invisible” que en teoría guía al libre mercado. El pensamiento económico ahora sigue dos escuelas predominantes: de “agua salada” y de “agua dulce”, que difieren en la necesidad de la participación gubernamental para resolver problemas económicos:

  1. Agua salada – Este contingente viene de las costas Este y Oeste. Sus miembros se consideran “neokeynesianos”. Dicen que las adaptaciones del mercado no son instantáneas, que los atrasos evitan la estabilidad y que el futuro es incierto y, por tanto, no son confiables su medición ni su pronóstico. Creen que la política fiscal gubernamental desempeña un papel en los mercados cuando los daños al sistema no se corrigen por sí solos inmediatamente. Plantean su conocida disputa con la escuela de agua dulce como una cuestión de corto plazo vs. largo plazo. Keynes nunca dio total credibilidad a esa distinción. “A largo plazo, todos estamos muertos”, dijo.
  2. Agua dulce – Con base en la Universidad de Chicago, los economistas “neoclásicos” sostienen que los mercados proporcionan los mejores resultados y que la interferencia gubernamental es innecesaria e impide su funcionamiento fluido. Creen que pueden percibir el futuro mediante la extrapolación y el estudio de sucesos pasados, con base en modelos matemáticos y análisis cuantitativo. Sus modelos suponen que todos tienen acceso a datos completos y simétricos, que los mercados arreglan al instante sus propios desequilibrios y que todos los participantes del mercado son racionales.
“Los neokeynesianos ponen al sentido común antes de la lógica, mientras los de agua dulce ponen la lógica antes del sentido común”.

Tres teorías que los economistas de agua dulce tienen en gran estima fraguaron el panorama económico de los últimos 30 años:

  1. “La hipótesis de expectativas racionales” – Si los costos de artículos y salarios se puede modificar con cambios en la oferta y la demanda, y si todos tienen un conocimiento perfecto e instantáneo de estos cambios, incluyendo información de sucesos futuros, entonces los factores del mercado (mano de obra, capital, precios, salarios) se ajustarán inmediatamente. La intervención del gobierno empeoraría todo.
  2. “La teoría del ciclo del negocio real” – Los mercados siempre se ajustan, pero algunas fuerzas se pueden adaptar más lentamente que otras. Esto explica los ciclos de auges y caídas.
  3. “La teoría de los mercados financieros eficientes” – Ya que toda la información está disponible a todos los participantes, el precio de un instrumento financiero incluye información completa y, por tanto, explica el riesgo del instrumento. El análisis cuantitativo puede identificar el perfil de riesgo correcto y permitir predicciones del futuro al mostrar el precio correcto para cualquier activo.
“Esta llamada ‘teoría de mercados eficientes’ debería haber llegado muy alto en la crisis financiera del pasado otoño [2008]”.

Estas teorías indican que los inversionistas pueden medir y poner precio a cualquier riesgo o activo así como las aseguradoras protegen contra la pérdida de vida o propiedad. El problema es la información actuarial sobre las expectativas de vida y las reclamaciones de propiedad. Las inauditas fluctuaciones que hubo cuando cayeron en picada los mercados en el 2007 demostraron de nuevo que el futuro es realmente impredecible – entonces, ¿tenía razón Keynes?

John Maynard Keynes

Keynes pudo no haber previsto la crisis del mercado, pero no le hubiera sorprendido, dadas las políticas liberalistas de los últimos 30 años. Keynes veía la riqueza como algo más que la búsqueda de dinero por sí mismo; sentía que las riquezas proporcionan una manera de vivir “bien, sensata y agradablemente”. Trabajó como funcionario público, pero también administró dinero suyo y de sus inversionistas durante dos guerras mundiales y la Gran Depresión. En su negocio de inversiones, parecía un George Soros o Warren Buffet de principios del siglo XX. Su práctica vida laboral inspiró sus libros y artículos académicos; sus escritos académicos llevan la credibilidad de su experiencia comercial y política. Desconfiaba del exceso de confianza en las matemáticas y la econometría para describir sucesos monetarios, ya que creía que el futuro era incierto y cualquier intento de cuantificar precios, salarios o sucesos futuros era imperfecto.

“Ideas, conocimiento, arte, hospitalidad, viajes – éstas son cosas que deberían ser internacionales por naturaleza. Pero dejemos a los bienes ser sencillos cuando sea razonable y convenientemente posible y, sobre todo, dejemos a las finanzas ser principalmente nacionales”. (Keynes)

Keynes ganó millones antes de su muerte en 1946 pero tres veces estuvo a punto de perder todo. Especuló en divisas y materias primas, y negoció acciones y bonos. Perder casi todo su dinero en el pánico que siguió a la Primera Guerra Mundial y a la Gran Depresión le enseñó lo inútil que es tratar de vencer los ciclos del mercado. Empezó a hacer inversiones de largo plazo y observó que las reacciones en masa a las caídas de los mercados son contraproducentes: Todos venden para tratar de conservar sus activos, pero los precios caen aún más. “La caída de los precios daña a los empresarios, – escribió – y por tanto el temor a que se caigan los precios los lleva a querer protegerse al reducir sus operaciones”. En 1931, aconsejó a la compañía de seguros que dirigía que no vendiera sus acciones. Como Buffet, creía en comprar cuando el mercado estaba abajo, contrario a lo que se dice, y con un sentido de responsabilidad hacia el bien público.

Economía keynesiana

Para entender las teorías de Keynes, hay que entender los principios en los que se basan sus ideas económicas:

  • “Incertidumbre” – La incertidumbre, central en el pensamiento de Keynes, es la razón por la que la gente tiene efectivo a mano, las inversiones cambian de valor y las tasas de interés no siempre afectan los ahorros. El dinero no es sólo para gastar; se utiliza para guardar valor futuro. Pero como el futuro es impredecible, los ahorros e inversiones están sujetos a una volatilidad y a un riesgo indeterminables.
  • “Los límites de la econometría” – Keynes no estaba de acuerdo con depender de las estadísticas para determinar sucesos económicos porque éstos cambian con demasiada rapidez; modelarlos depende de variables que nadie puede probar; los problemas económicos a menudo tienen causas incuantificables, y las nociones abstractas no se prestan al análisis cuantitativo. Las estadísticas pueden ser útiles para comprender “relaciones más simples y menos abstractas”.
  • “Demanda efectiva” – La gente consume (demanda “estable”) e invierte para el futuro (demanda “inestable”). Entre más ahorra, menos compra, lo que afecta los negocios y lleva a la pérdida de empleos. “Gastar, no ahorrar ... genera producción y empleo”.
  • “Inducción a la inversión” – Invertir es apostar a un futuro impredecible. Una bolsa de valores reduce esa incertidumbre al proporcionar liquidez a un precio conocido y suministrar capital a las compañías. La gente invierte en un mercado para proteger su liquidez con rendimientos, pero el mercado mismo es propenso a la especulación y a la volatilidad.
  • “La tasa de interés” – Keynes creía que las tasas de interés se derivaban del deseo de liquidez, y no de la oferta y la demanda. A mayor liquidez, mayor tasa de interés. Por tanto, una crisis del mercado lleva a tasas más altas justo cuando la gente necesita tasas menores.
  • “El resultado” – La receta de normas keynesianas es “dinero a bajo costo, gasto sensato”. Decía que el gobierno debería gastar para que siga en marcha el motor económico, mantener la estabilidad en inversiones privadas y dar capital a las empresas para que proporcionen empleo. Su “gran idea era usar políticas macroeconómicas para que todos tengan empleo”.

¿Qué haría Keynes?

La moralidad de la cultura contemporánea estuvo bajo la lupa en los exámenes de conciencia que siguieron a las caídas del mercado del 2007 al 2009, marcadas por fracasos “institucionales, intelectuales y morales”. Keynes creía que el propósito de la vida económica era mejorar la existencia humana, no en el sentido material, sino proporcionando seguridad y tranquilidad cotidianas. Si la única meta del capitalismo es hacer a todos más ricos, los derrumbes discordantes crean la percepción de que el capitalismo podría no ser la mejor manera de avanzar. La destrucción medioambiental, las democracias debilitadas, las culturas corporativas inhumanas y una creciente brecha de ingresos son los costos sociales del capitalismo.

“Keynes no es sólo para la madriguera, sino para el orden mundial en desarrollo”.

Keynes era capitalista, no socialista. Creía en la propiedad privada, pero justificaba el freno al crecimiento excesivo. Defendía las asociaciones públicas-privadas para el progreso humano a la vez que atacaba el énfasis en las ganancias por las ganancias mismas. Esto permite el “papel de la política estatal para reducir la incertidumbre que surge de las finanzas”. Si vemos al futuro, recordemos la distinción que hacía Keynes entre “recuperación y reforma”. La recuperación inmediata significa más gasto nacional para resolver la caída global de la demanda. La reforma toma más tiempo y requiere nuevos conceptos para no repetir viejos errores.

Sobre el autor

Robert Skidelsky, profesor emérito de Economía Política en la Universidad de Warwick, es el galardonado autor de una biografía en tres tomos de John Maynard Keynes.